14 d’agost 2006

Mi cielo Mi cielo, simplemente un punto de lanzamiento; una plataforma surcada por miles de aguas en la que ver y observar cual quieres que sea tu lugar; mi cielo, mi alma, mi deseo, mi sufrimiento, mi particular infierno. El cielo: punto de encuentro de miradas esperanzadas, de pupilas derrotadas, de incertidumbres creadas, de inmensidades jamás alcanzadas y yo volé y volé hasta situarme en la almohada agujereada más alta y blanca. El cielo: abundancia y reunión de deseosas almas incapaces de ver la realidad. Hoy, ahora, mi anhelo y profundo deseo: atraparlo al vuelo y disfrutar de su continuo movimiento que me hará seguir y seguir, reír y reír y disfrutar sin parar. Mi realidad: desde la altura sólo un paso más por dar. Respirando profundamente rememoro y sé que ya nada me impide el lanzamiento; de un salto pues a volar. Ya en el aire diviso un punto brillante y blanco; ¿será que para encontrar mi gran anhelo debía dejarme llevar y expulsar todo lo sobrante de mi cuerpo? Me agarro a la cometa blanca para dejarme llevar a las, por fin, realidades siempre por mi soñadas. La cometa blanca gira y voltea sin parar. Me asusta pasando a gran velocidad a ras de suelo; la incertidumbre gustosa me presenta. Deja que campos de sedoso y untoso azul acaricien mi piel; ella me hace gozar para cambiar, de repente su dirección y en veloz picado soltarme en el profundo y de vertiginoso azul oscuro, casi ciego, mar. Ya no veo y me lamento, busco y no encuentro; mi luz acabó por dejar de brillar. La cometa blanca, su último vuelo, su última pasada y trayecto me presentó mi triste realidad de nuevo. Me ahogo, no quiero y de nuevo pienso en mi cielo. Yo intenté atrapar su inmensidad; arduo trabajo imposible de abarcar; todo lo quise, todo lo soñé y por fin desperté. Mi vida, saber la verdad, para mi es y será una eterna pesadilla. De nuevo pienso en la verdad, en mi cielo y en lo agradable que hubiera sido mi caída si a medio camino entre la realidad, el olvido y la vida no hubiera topado con mi cometa blanca. La cometa blanca me llenó de esperanza para luego soltarme al vuelo. Ver el paraíso, a veces, sólo implica sufrimiento. Yo sólo quería subir al cielo para ver lo vacía y pequeña que era mi vida y lanzarme en caída segura hacia la calma de la eternidad sin ya nada más en qué pensar. Y ahora me encuentro en eterno sufrimiento en el azul y profundo mar; no puedo respirar.

1 Comments:

Anonymous Anònim said...

Por cierto, veo que no pensé en firmar mis imágenes.

Petons!!!

Marc.

dijous, d’agost 17, 2006 1:31:00 p. m.  

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